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Pensamientos sobre la sicologìa humana.

Aquì encontraràn reflexiones sobre el comportamiento humano.

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miércoles, septiembre 21, 2005

Traición y decepción

No sé si exista peor castigo para alguien que confía, que la traición. Los seres humanos suelen esperar resultados conforme a lo que desean, pero cuando esto no se da, los esquemas se descuadran. Lo que se creía cierto en algún momento, deja de serlo. Las imágenes que llegamos a formarnos de los que en su tiempo consideramos fieles, son espejismos de nuestros propios ideales y, el que deposita su fe en simples reflejos, termina por descubrir que sus verdades no pertenecen a este mundo. Quisiera engañarme una vez más, creer que existe algún ente terrenal en quien pueda confiar. Hoy no creo lograrlo. Cuando se construye un castillo de arena, su derrumbe no es doloroso para su creador porque éste siempre supo que ése sería su fin, pero cuando edificas una torre, minuto a minuto, piedra sobre piedra y esperando que sea eterna; verla caer es como si tú cayeras con ella. Su falla es tu falla ¡tú te equivocaste! Soñaste con tener una gran construcción pero la base fue mala y eso produjo la desilusión. Tal vez nunca debiste emocionarte al verla crecer, quizá fue esa sin razón la que terminó conduciéndote a la decepción, ¿quién lo sabe? Lo cierto es que es, y será culpa nuestra. El ser humano es la única cosa imperfecta en el universo, por eso confiamos, por eso fallamos. Años atrás pensaba que la mentira era el peor defecto del hombre. Acabo de descubrir que no lo es. Se puede mentir para no herir a la persona que quieres, se puede mentir para salvar vidas y para hacer muchas otras bondades. Entonces, lo malo que guarda la mentira, es compensado y pronto llega a ser olvidado. Hoy, al sentirme traicionado, pude comprender que la felonía no guarda altruismos. No se traiciona para hacerle bien a alguien, no se finge para uno mismo. Ningún guerrero se pasa al bando contrario en medio de la batalla para luego regresar y obviar lo que el enemigo pretende ocultar. Para la traición no existe justificación, es por esta razón que el acto en mención no debería tener perdón. No sé si vuelva a confiar en alguien, no lo sé, soy sólo huesos y carne, soy sólo carne y huesos. Aún debo recordar que si mortal soy, puedo traicionarme a mí mismo, entonces, mi alma estaría al borde de un abismo, sin oración para su perdón, sólo habría muerte y desolación. Quizá sea lo mejor, aún no lo quiero saber.

lunes, septiembre 12, 2005

Recuerdos ya olvidados

Cuando me siento inerte, te siento cercana a mí. Cuando la vida se hace ligera, deseo verte. Ya no comprendo este sentimiento que se funde con la melancolía y se amalgama con la alegría. ¿Cuál es la lógica del recuerdo? A veces creemos que recordando recuperamos lo ya vivido. Recuperar lo ya perdido, cómo si nuestros actos pasados pudieran ser modificados por nuestros deseos, deseos engendrados por la impotencia frente al tiempo y su inclemencia. El desequilibrio del presente nos lleva a buscar la causa ausente, eso es evidente, pero… la felicidad no trae consigo la calamidad, entonces, aquí no hay causalidad. La comparación podría ser la mejor explicación para esta situación, satisfacer el ego de quien se siente emocionado por la dicha que recién ha llegado, dicha que aún no se ha ganado porque la superioridad no la ha demostrado. ¿Qué sentimos cuando recordamos? ¿Amamos u odiamos? Si el uno es la ausencia del otro, o viceversa, puede que sea una imprudencia afirmar con vehemencia el predominio de alguno de estos lores. Sabido es que el recuerdo no tiene espacios ni tiempos y sin estos señores no hay amores ni rencores y, aunque suene lirismo, sólo abrazaríamos espejismos. En resumen mis lectores, recordando no estamos amando ni odiando, simplemente indagando; pero no recuerden mucho que, como diría el alma de Eduviges Dyada, de tanto suspirar y recordar, la carne se empieza a arrugar.

Pueblo y Polvo

Cuando de la caña ni cenizas queden, cuando el maíz desgranado esté y las tierras se nieguen a seguir fecundando horizontes cotidianos. Cuando el barro vuelva al barro y el polvo vuelva al polvo, el hombre despertará del letargo que infertilizó el presente, sólo entonces intentará empuñar la pala contra un valle que ya no es suyo. Ese hombre no tendrá consuelo. Su conciencia adormeció las lides de las nuevas almas y les infundió irrespeto para destruir la semilla del progenitor. Vanas lágrimas serán derramadas. La sequía no encontró el cántaro que debía calmarla, El cántaro no encontró al alfarero que debía formarla, El alfarero no encontró al pueblo que debía engendrarlo. Dedicado a Humaya, pueblo solidario, de històricas luchas.