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Pensamientos sobre la sicologìa humana.

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sábado, abril 28, 2018

Depresión: Adquirida genética o socialmente?

He tenido depresión en muchos momentos de mi vida, pensamientos suicidas que nunca logré concretar sobre todo por temor a no cumplir con mi objetivo y quedar tan lisiado que ni siquiera podría volver a intentarlo.

Me he refugiado tanto en vicios malos como buenos pero al final de cuentas todo los paleativos terminan perdiendo efectividad. Si no son mis propios problemas son los problemas del mundo los que me causan dolor, a veces se combina todo.

Creo que sufro de depresión desde que tenía 13 años, cuando iba al colegio con miedo al bullyng o a no tener amigos. La depresión madura al parecer, luego ingresé a la Universidad y esto empeoró al ingresar a una carrera que no me llenaba totalmente, en la Universidad me encontré con una persona más depresiva que yo y de ella aprendí que una de las formas de salir de la depresión era hundirse hasta el fondo del abismo, excavar la herida para sacar la materia, echarle alcohol a la carne viva para que empiece a cicatrizar. Ella me contó que había probado de todo para dejar de ser depresiva pero que ninguna droga o pastilla había conseguido aliviar su dolor, solo adormecerla y hacerla sentir una carga para la sociedad.

Cuando salí de la Universidad y conseguí un trabajo que amaba, fui feliz, durante un año no tuve crisis...hasta que tuve que dejar ese trabajo y al estar desempleado volvió la depresión, a eso se le sumó la ruptura de una relación de pareja y otra vez el mundo se empezó a derrumbar. De ahí en adelante las crisis fueron casi bimensuales, sobre todo y no sé por qué (tal vez sea coincidencia) durante las noches cercanas a la luna llena.

Al inicio entendí que debía ocupar mi mente en diferentes actividades como la lectura, la música, el deporte u otros, pero pasado un tiempo ya nada de eso funcionaba porque me sentía tan mal que no quería ver a nadie, ni familiares ni amigos, sentía que les iba a malograr el día con mis pesares y así fui aprendiendo a convivir con esta enfermedad.

Hace poco, siempre buscando el por qué de esta enfermedad, conversaba con una amiga que es más depresiva que yo y debatiamos sobre la eutanasia y la depresión. Ella decía que debería permitirse la eutanasia a las personas depresivas porque si alguien quiere morir y no encuentra motivos para seguir viviendo, tenía todo el derecho de hacer lo que quisiera con su vida. Yo refutaba diciendo que en parte tenía razón pero que en el caso de las personas depresivas no se le podía dar a elegir si querían vivir o morir porque a mi parecer la depresión solo era temporal y tal vez estacional, al menos así es en mi caso, pero que no todo el tiempo he vivido en depresión; también he tenido momentos de felicidad y alegría desbordante así como de tranquilidad plena. Ella argumentaba que en su caso era diferente, que la depresión siempre fue constante en su vida, en mayor o menor intensidad pero estuvo allí. Yo ya no supe qué decir, tal vez yo no soy tan depresivo como lo pensaba o tal vez soy un tipo de depresivo.

Coincidimos en que en nuestros casos habíamos tenido parientes depresivos igual y que era altamente probable que está enfermedad sea genética, mi única discrepancia fue que según mis recuerdos yo no tuve depresión de niño pero tal vez la depresión siempre estuvo ahí, esperando un desencadenante en la sociedad y una vez que se activó solo se detuvo bajo determinadas circunstancias. Mi amiga ha pasado por diferentes tratamientos y por situaciones muy traumáticas pero ella me dice que las pastillas que le dieron sólo hicieron que le de mucho sueño.

No sabemos cómo serán nuestras vidas más adelante, ambos tenemos más de 30 años y esta enfermedad no se va, al final creo que tenemos que aprender a convivir con ella, entendiendonos y aceptandonos como personas más sensibles que el común denominador de la población, tal vez tengamos que enfocar está sensibilidad de la mejor manera posible y en cada episodio de depresión, abrazarnos lo más fuerte posible a una persona que nos entienda y que sepa que en esos momentos solo buscamos refugio y consuelo, sin palabras, sólo saber que no estamos solos.