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Pensamientos sobre la sicologìa humana.

Aquì encontraràn reflexiones sobre el comportamiento humano.

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viernes, junio 17, 2005

La irracionalidad de la ceguera

Cuàntas veces he fingido no darme cuenta de lo evidente. Cuàntas veces me dejé atrapar por la caricia del momento, por la pasión del beso, por el silencio de mis pesares.

La estupidez de la inteligencia es la más humillante expresión de nuestra mortalidad. Ser sólo esfuerzos nulos por convertirnos en lo que no somos, o luchar por cuestiones con rastrojos de fruto que lo único que conseguirían es nutrir a nuestra macilenta vanidad, vanidad que nos aleja del orgullo acercándonos a lo más vil de la humanidad. Esa misma vanidad que acribilla nuestros ojos y nos impide ver lo que con plena conciencia pretendemos dibujar como inconsciencia.

La realidad suele ser desgarradora, pero... ¿qué somos? ¿Es que acaso no somos sólo un mar de incertidumbres?, ¿es que acaso nuestra vida tiene mayor certeza que la muerte? El Homo sapiens sapiens otra vez, evadiendo responsabilidades, evadiendo "verdades" en su afán de encontrarlas.

Hoy quise tomar la mas fina aguja que pudiera hallar y reventar esa burbuja apunto de estallar, esa esfera más endeble que un cristal pero que sin embargo me encerraba y me hacía fantasear elevándome hasta mi propia inferioridad. Quise y no pude. La voluntad fue quebrada y la razón ejecutada. Condenada a un claustro que le recordaría que el precio del placer sería el dolor, el dolor de saberse esposado aun pudiendo no seguir atado.

Hoy pisè el Tártaro y vi a Tántalo a mi derecha. Los dos pugnamos por humedecer nuestras lenguas en los rebosantes estanques, los dos fuimos impelidos por nuestra ansiedad, por el deseo de saciar una necesidad. Los dos fallamos. Aún sabiendo cual era el camino, ninguno lo tomó.

...Y la razón se quedó sentada, y la ceguera siguió tejiendo.

miércoles, junio 08, 2005

Tocar a un Dios y no ser destruido. Los "f" caminos de Daniel

Parecìa ser mortal cuando confesaba su aficiòn por el onanismo. Los dioses sabían que matándolo desaparecerían cualquier indicio de mortalidad, pero el "F", Daniel, no le dio gusto a la sociedad ni al sistema.Pura vanalidad. Buscó el suicidio y no lo encontró. Buscó el amor, lo encontró, pero pronto de él se alejó.
Su razón quijotesca le ha indicado que tener hijos es un pecado, un pecado que el egoismo ha declarado sagrado.Nadie que se considere racional podría traer a un ser humano más. La miseria, el sufrimiento, la avaricía y demás inmundicias son suficiente para un incauto que no pidió,siquiera, en esta tierra reposar. Esa es su lógica.(continuarà).